Campaña 8M, una responsabilidad colectiva.

Un plan de igualdad bien implementado no solo beneficia a nivel individual, sino también colectivo, ya que mejora las condiciones laborales y sociales, garantizando la igualdad de trato y oportunidades, opina Mireia Jovani.

Contar con políticas claras y difundidas entre toda la plantilla contribuye a reducir los conflictos laborales y a minimizar situaciones de acoso o discriminación, fomentando un entorno laboral más justo, diverso e inclusivo. Para Jovani, la igualdad y la equidad no solo aumentan el bienestar de los trabajadores, sino que también favorecen un ambiente más motivador y productivo.

Cada persona puede aportar a un espacio de trabajo más igualitario con acciones sencillas, como el trato respetuoso y equitativo entre compañeros. “El silencio también es cómplice”, advierte, señalando la importancia de denunciar comportamientos discriminatorios, dar voz a quienes los sufren y participar activamente en la mejora de las condiciones laborales.

La intervención y el reporte de injusticias son claves para generar cambios reales, y apunta que se pueden impulsar comisiones específicas y secciones sindicales para abordar estos temas.

En caso de que una empresa no cumpla con el plan de igualdad o el protocolo de acoso, existen mecanismos legales para actuar, añade; desde informar a Recursos Humanos o al comité de igualdad hasta acudir a la Inspección de Trabajo, el Instituto de la Mujer o incluso los tribunales en casos de acoso.

Para Jovani, el mayor logro en este campo ha sido la implantación de planes de igualdad en empresas “con culturas machistas, desafiando mentalidades retrógradas y promoviendo espacios más inclusivos”. Además de generar cambios valiosos, las empresas comprometidas con la igualdad atraen talento y refuerzan su imagen social, abriendo la puerta a una mayor presencia de mujeres en todos los departamentos.