Fuente: Cadena SER

Aimar Bretos entrevista a Antolín Goya González, estibador en el puerto de Santa Cruz de Tenerife

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Todos los días millones de mercancías se mueven por todo el mundo en barcos. Hasta que un producto, cualquiera, acaba en nuestra casa realiza un trayecto que lo puede llevar, por ejemplo, desde China hasta un puerto cualquiera de nuestro país. En ese puerto, para que el producto siga su recorrido, espera la figura del estibador. Antolín Goya González trabaja como estibador en el puerto de Santa Cruz de Tenerife y es el coordinador general de la organización sindical Coordinadora Estatal de Estibadores Portuarios (CEEP).

La entrevista de Hora 25 gira en torno al oficio de estibador y el mundo de la estiba. Queríamos saber en qué consiste exactamente el trabajo de un estibador y así se lo preguntamos a Antolín: «básicamente, nuestro trabajo es cargar y descargar toda esa mercancía que llega a los puertos». La tecnología ha conseguido que haya grandes avances en la profesión de la estiba, nos decía el estibador canario. Sin embargo, aclaraba: «sí que hay una parte del trabajo que sigue siendo dura, física, por la forma de trabajar y las condiciones en las que se realiza, por la tensión del momento en el que hay que descargar… Los barcos ganan dinero cuando están navegando, lo que quieren estar es el menor tiempo posible en el puerto y, por lo tanto, en todas las operaciones prima la producción con mucha velocidad, con mucha celeridad».

Antolín Goya habla sobre el puerto en el que desempeña su labor como estibador: «en Santa Cruz de Tenerife se trabaja bastante bien, tengo unos compañeros que son muy productivos, pero no está en las dimensiones de un puerto como el de Algeciras, Valencia o Barcelona». Aunque no es de los mayores puertos de España, el estibador nos dice que sí que está en unos buenos niveles de productividad: «Un puerto que esté en un promedio de 30 contenedores por hora está en una producción muy buena, muy aceptable».

Los riesgos del oficio

El trabajo de la estiba es bastante peligroso, nos dice Antolín, cualquier cosa puede fallar y puede desencadenar un accidente grave. Lo normal es que no los haya, pero la tensión siempre es alta: «Normalizamos la tensión, porque la sentimos todos los días, y eso es peligroso. Cuando normalizas la tensión puede ser que pierdas la atención». Las dificultades inherentes al trabajo de la estiba quizás puedan explicar la conciencia sindical de estos trabajadores. Antolín Goya nos hacía la siguiente reflexión acerca de la unión de los estibadores: «Estar unidos es una de nuestras fortalezas y nos permite comprender las

necesidades de la empresa para, conjuntamente, intentar buscar acuerdos que no solo satisfagan los intereses de los trabajadores sino que además hagan que las empresas sean rentables, productivas, y quieran seguir contando con sus trabajadores».

Durante la entrevista podemos comprobar la pasión con la que Antolín habla de su trabajo, así que Aimar Bretos le pregunta si considera que la estiba es un oficio bonito: «A mí me parece un trabajo que enamora», responde el estibador. Para terminar, Antolín hace una comparación muy curiosa sobre su trabajo: «podemos equipararnos con el árbitro de un partido de fútbol: si hace su trabajo bien, nadie se preocupa por él». La estiba es un trabajo que pasa desapercibido, pero resulta imprescindible para que todos los productos de los que disfrutamos cada día se transporten de forma segura y nos lleguen en perfectas condiciones.

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